Suele ser un lugar común el que se diga, “cuidado con el colesterol alto”, “si no te cuidas en lo que comes se te va a subir y te va ir muy mal”, “El colesterol es muy malo”, y demás expresiones que hacen pensar a uno en que de verdad ese colesterol es algo terrible, y debiéramos sentir miedo por nuestra salud.
Sin embargo y, eso es algo a tomar en cuenta, pues como sucede con la mayoría de las cosas en esta vida, no todo es totalmente bueno, ni todo es completamente malo. Y ese es el caso del colesterol.
Para empezar cuando uno ve su colesterol total en sangre, es un dato insuficiente para saber si puede ser un factor de riesgo o no para la salud, es importante poder saber cuál es el nivel del HDL (Grasa de alta densidad, por sus siglas en inglés: High Density Lipid) y LDL (Grasa de baja densidad por sus siglas en inglés: Low Density Lipid) al primero se le dice también colesterol “bueno” y al segundo colesterol “malo”.
Al HDL se le llama colesterol “bueno” porque ese es uno que deseas tener elevado, y que suele provenir de la ingesta de grasas monosaturadas y polisaturadas, y de hecho esa grasa ayuda a la sangre en sus funciones, mientras que el LDL, conocido como el colesterol “malo” es el que deseas tener bajo, pues este es el que puede provocar, o ser precursor de la grasa que tapa tus arterias y te puede llevar a que sufras: un infarto cerebral o al miocardio (corazón pues) y termines en el hospital, este tipo de colesterol se ve que se da más cuando las grasas que consumes son saturadas o de las llamadas trans.
